La literatura es una película. Revisiones sobre Manuel Puig
Sandra LorenzanoEntrañable, irreverente, la literatura de Puig parte siempre del placer de escribir, de descubrirse escribiendo. Este narrador argentino nacido en 1932 en General Villegas (Coronel Vallejos en sus obras) recreó como nadie aquello que le dio su “educación sentimental” a generaciones completas de latinoamericanos: los grandes mitos del cine de Hollywood, y los más pequeños pero mitos al fin de nuestra propia cinematografía, radioteatros, novelas rosas, tangos y boleros... La cultura popular aparece en sus obras en un registro lúdico y de ruptura textual a la vez que se manifiesta en la proliferación de voces, el cruce de géneros, la búsqueda incesante en la propia escritura. Manuel Puig, que había vivido en Brasil, en Nueva York, en Europa, era un enamorado de México. Por eso se dejó seducir por los colores y las texturas mexicanas, por los sonidos y la memoria; por eso se instaló en Cuernavaca, entre las bugambilias. Y en Cuernavaca murió, en julio de 1990. Este libro quiere ser un homenaje a su capacidad de goce, de disfrute de la vida.